José Oblanca Valcárcel, militante y secretario de las Juventudes Antifascistas, se encontraba en León en el momento en el que se produjo la sublevación militar. Allí permaneció hasta el 28 de diciembre de 1936, fecha en la que se pasó voluntariamente a la retaguardia republicana integrándose en el Batallón 250 o Batallón Iskra. Cuando se produjo la caída del Frente Norte astur-leonés fue detenido y condenado en un juicio sumarísmo a la pena de muerte, siendo ejecutado el 11 de marzo de 1938 en el Campo de Tiro de Puente Castro. Previamente había pasado por el campo de concentración de San Marcos y por la Prisión Provincial de León.

Posteriormente,  fue sometido a un expediente de responsabilidades civiles incoado  el 14 de octubre de 1938 por la Comisión Provincial de Incautación de Bienes de León. El expediente quedó inconcluso. En 1939 pasó a la jurisdicción de responsabilidades políticas tras la promulgación de la Ley de ese mismo año. Nuevamente, quedó sin acciones y, finalmente, fue sobreseído debido al retraso en la tramitación y a la entrada en vigor de la Reforma de la Ley de Responsabilidades Políticas de 1942.