Domingo Álvarez Casado, militante de la CNT, ya había sido procesado previamente por su participación en la Revolución de 1934. Cuando se produjo de la sublevación militar, participó en algunos de los movimientos que se desarrollaron en el municipio de San Andrés del Rabanedo para recoger armas para luchar por la República.  Posterioremente se trasladó a Asturias, formando parte del Batallón 249 como miliciano. Tras la caída del Frente Norte astur-leonés fue detenido y condenado a la pena de muerte. Sin embargo, el 10 de mayo de 1938 recibió una conmutación, pasando a ser sancionado con treinta años y un día de prisión. Pasó por el campo de concentración de San Marcos, por la Prisión Provincial de León y por la Prisión Central de Burgos.

Posteriormente,  fue sometido a un expediente de responsabilidades civiles incoado  el 14 de octubre de 1938 por la Comisión Provincial de Incautación de Bienes de León. El expediente quedó inconcluso. En 1939 pasó a la jurisdicción de responsabilidades políticas tras la promulgación de la Ley de ese mismo año. Nuevamente, quedó sin acciones y, finalmente, fue sobreseído debido al retraso en la tramitación y a la entrada en vigor de la Reforma de la Ley de Responsabilidades Políticas de 1942.