Florencio Sánchez Blanco había estado previamente en prisión como consecuencia de su participación en la Revolución de 1934. Cuando se produjo la sublevación militar, pasó el día 29 de septiembre de 1936 a Valdeteja, localidad que se encontraba en la retaguardia republicana. Allí no permaneció mucho tiempo y regresó a su localidad de residencia, La Acisa de las Arrimadas. Allí permaneció hasta el 28 de julio de 1937, momento en el que se incorporó a uno de los batallones republicanos. Tras la caída del Frente Norte astur-leonés fue detenido y sometido a un juicio sumarísimo en el que fue condenado a muerte. Fue ejecutado el 10 de marzo de 1938 en el Campo de Tiro de Puente Castro (León). Previamente había pasado por el campo de concentración de San Marcos y por la Prisión Provincial de León.

Posteriormente,  fue sometido a un expediente de responsabilidades civiles incoado  el 11 de julio de 1938 por la Comisión Provincial de Incautación de Bienes de León. El expediente quedó inconcluso. En 1939 pasó a la jurisdicción de responsabilidades políticas tras la promulgación de la Ley de ese mismo año. Nuevamente, quedó sin acciones y, finalmente, fue sobreseído debido al retraso en la tramitación y a la entrada en vigor de la Reforma de la Ley de Responsabilidades Políticas de 1942.