Amaro Díez Fernández estaba afiliado al Partido Socialista. Cuando se produjo la sublevación militar se encontraba en su localidad de residencia, Vegaquemada.  Allí permaneció hasta febrero de 1937, momento en el que se pasó a la retaguardia republicana en la que formó parte de un batallón dedicado a la construcción de fortificaciones. Se entregó voluntariamente a las autoridades sublevadas de Vegamián en septiembre de 1937 y fue sometido a un juicio sumarísimo. En él fue condenado a la pena de muerte. Sin embargo, recibió una conmutación de pena por la de treinta años y un día de prisión. Pasó parte de su condena en la Prisión Central de Astorga.

El 14 de marzo de 1941 el Tribunal de Responsabilidades Políticas de Valladolid incoó contra él un expediente que quedó inconcluso.